El análisis del ADN de una de las tumbas neológicas mejor conservadas de Gran Bretaña revela que la mayoría de las personas enterradas allí eran de cinco generaciones continuas de una sola familia. Lo cuál se traduce en el árbol genealógico más antiguo del mundo jamás descubierto.

Así lo revela un estudio realizado por 10 investigadores pertenecientes a instituciones de Austria, España, Estados Unidos y Reino Unido. Un descubrimiento que se publicó recientemente en la revista ‘Nature’. Entre los científicos figura Íñigo Olalde, de la Universidad del País Vasco e Ikerbasque-Fundación Vasca de la Ciencia.

Árbol genealógico

Durante el proceso, se analizó el ADN extraído de los huesos y dientes de 35 individuos enterrados en Hazleton Norte, en la región de Cotswolds-Severn. De ahí, el equipo de investigación pudo detectar que 27 de ellos eran parientes biológicos cercanos. El grupo vivió hace aproximadamente 5.700 años (entre los años 3700 y 3600 a.C.), alrededor de un siglo después de que la agricultura se introdujera en Gran Bretaña.

Se trata del primer estudio que revela con tanto detalle cómo se estructuraron las familias prehistóricas. El equipo internacional de arqueólogos y genetistas señala que los resultados proporcionan nuevos conocimientos sobre el parentesco. Así como las prácticas funerarias en los tiempos neolíticos.

El equipo de investigación, que incluyó arqueólogos de la Universidad de Newcastle (Reino Unido) y genetistas de la Universidad del País Vasco (España), la Universidad de Viena (Austria) y la Universidad de Harvard (Reino Unido), muestra que la mayoría de los enterrados en la tumba eran descendientes de cuatro mujeres que habían tenido hijos con el mismo hombre.

Dos áreas con cámaras

El Hazleton Norte incluía dos áreas con cámaras en forma de L. Estas se encontraban al norte y al sur de la columna vertebral principal de la estructura lineal. Tras su muerte, los individuos se enterraron dentro de estas dos áreas con cámaras.

Los hallazgos de la investigación indican que los hombres generalmente se enterraban con su padre y hermanos. Lo que sugiere que la ascendencia era patrilineal con las generaciones posteriores enterradas en la tumba. Y que estas conectaban con la primera generación a través de parientes masculinos.

Dos de las hijas del linaje que murieron en la infancia se encontraron enterradas en la tumba. Sin embargo, la ausencia total de hijas adultas sugiere que sus restos se colocaron en las tumbas de parejas masculinas con las que tuvieron hijos o en otro lugar.

Aunque el derecho a usar la tumba corría a través de lazos patrilineales, la elección de si los individuos eran enterrados en el área de cámara norte o sur dependía inicialmente de la mujer de primera generación de la que descendían. Lo que sugiere que estas mujeres de primera generación eran socialmente significativas en la memoria de esta comunidad.

Criterios de inclusión

También hay indicios de que los ‘hijastros’ fueron hombres cuya madre se enterró en la tumba, pero no su padre biológico. Y cuya madre también había tenido hijos otro hombre. Además, el equipo no encontró evidencia de que otros ocho individuos fueran parientes biológicos de los del árbol genealógico, lo que podría sugerir que la relación biológica no era el único criterio para la inclusión.

Sin embargo, tres de ellas eran mujeres y es posible que pudieran haber tenido una pareja en la tumba. Pero no tuvieron hijos o tuvieron hijas que llegaron a la edad adulta y abandonaron la comunidad, por lo que están ausentes de la tumba.

«Este estudio nos da una visión sin precedentes del parentesco en una comunidad neolítica. La tumba en Hazleton Norte tiene dos áreas separadas, una a la que se accede a través de una entrada norte y la otra desde una entrada sur. Y solo un hallazgo extraordinario es que inicialmente cada una de las dos mitades de la tumba se utilizó para colocar los restos de los muertos de una de las dos ramas de la misma familia. Esto es de mayor importancia porque sugiere que el diseño arquitectónico de otras tumbas neolíticas podría decirnos cómo operaba el parentesco en esas tumbas», indica Chris Fowler, de la Universidad de Newcastle, primer autor y arqueólogo principal del estudio.

El futuro del «ADN» antiguo

Iñigo Olalde, de la Universidad del País Vasco e Ikerbasque, genetista principal del estudio y coautor, añade: «La excelente preservación del ADN en la tumba y el uso de las últimas tecnologías en la recuperación y análisis de ADN antiguo nos permitieron descubrir el árbol genealógico más antiguo jamás reconstruido y analizarlo para comprender algo profundo sobre la estructura social de estos grupos antiguos».

David Reich, de la Universidad de Harvard, cuyo laboratorio dirigió la generación de ADN antiguo, subraya que el estudio refleja “el futuro del ADN antiguo: uno en el que los arqueólogos puedan aplicar el análisis de ADN antiguo a una resolución lo suficientemente alta como para abordar las preguntas que realmente importan a los arqueólogos».

«Era difícil imaginar hace solo unos años que alguna vez sabríamos sobre las estructuras de parentesco neolítico. Pero esto es solo el comienzo y, sin duda, hay mucho más por descubrir en otros sitios en Gran Bretaña, la Francia atlántica y otras regiones», subraya Ron Pinhasi, de la Universidad de Viena.

Fuente: Agencia Servimedia

CAB/AR