• Según el mayor estudio sobre migraciones de cazadores-recolectores durante 30.000 años.

Los humanos cazadores-recolectores encontraron refugio en el suroeste de Europa durante la última Edad de Hielo. Mientras que las poblaciones del sur y del este del continente terminaron desapareciendo.

Así se explica en un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de Tubinga, el Centro Senckenberg para la Evolución Humana y el Paleoambiente, y el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva (Alemania). Así como de la Universidad de Pekín (China), en colaboración con 125 científicos internacionales. El trabajo está publicado en la revista ‘Nature’.

Con el conjunto de datos más grande jamás generado de genomas de cazadores-recolectores europeos prehistóricos, ese equipo de investigación internacional ha reescrito la historia genética de migraciones de antepasados humanos.

El equipo analizó los genomas de 356 cazadores-recolectores prehistóricos de diferentes culturas arqueológicas. Incluidos nuevos conjuntos de datos de 116 individuos de 14 países diferentes de Europa y Asia central.

Los humanos modernos comenzaron a extenderse por Eurasia hace unos 45.000 años. Pero investigaciones anteriores mostraron que los primeros que llegaron a Europa no contribuyeron a las poblaciones posteriores.

El nuevo estudio se centra en las personas que vivieron hace entre 35.000 y 5.000 años. Y que son, al menos parcialmente, los ancestros de la población actual de Eurasia occidental. Al incluir por primera vez los genomas de personas que vivieron durante el Último Máximo Glacial, la fase más fría de la última Edad de Hielo, hace unos 25.000 años.

Poblaciones diferentes

Sorprendentemente, el equipo de investigación descubrió que las poblaciones de diferentes regiones asociadas con la cultura gravetiense, que se extendió por todo el continente europeo hace entre 32.000 y 24.000 años, no estaban estrechamente relacionadas entre sí. Se encontraban unidas por una cultura arqueológica común, pues usaban armas similares y producían un arte portátil semejante.

Sin embargo, las poblaciones del oeste y suroeste de Europa (esto es, España, Francia y Portugal) diferían genéticamente de las del centro y sur del continente (Chequia e Italia, en la actualidad).

Además, el acervo genético de las poblaciones gravetienses occidentales se encuentra de forma continua durante al menos 20.000 años. Sus descendientes, asociados con las culturas solutrense y magdaleniense, permanecieron en el suroeste de Europa durante el periodo más frío de la última Edad de Hielo (entre 25.000 y 19.000 años atrás). Y luego se extendieron al noreste hacia el resto de Europa.

«Con estos hallazgos, por primera vez podemos respaldar directamente la hipótesis de que durante el Último Máximo Glacial la gente encontró refugio. Concretamente, en la región climáticamente más favorable del suroeste de Europa», sentencia Cosimo Posth, primer autor del estudio.

La Península Itálica fue considerada anteriormente como otro refugio climático para los humanos durante la última Edad de Hielo. Sin embargo, el equipo de investigación no encontró evidencia de esto. Al contrario: las poblaciones de cazadores-recolectores asociadas con la cultura gravetiana y que vivieron en el centro y sur de Europa ya no son detectables genéticamente. En cambio, humanos con un nuevo acervo genético se asentaron en esas áreas.

«Los individuos asociados con una cultura posterior, el epigravetiense, son genéticamente distintos de los habitantes anteriores del área«, indica He Yu, coautor del trabajo. Que añade: «Presumiblemente, estas personas vinieron de los Balcanes, llegaron primero al norte de Italia en la época del máximo glacial y se extendieron por todo el sur hasta Sicilia».

Reemplazo genético en la Edad de Hielo

Los genomas analizados también muestran que los descendientes de estos habitantes epigravetienses de la Península Itálica se extendieron por el resto de Europa hace unos 14.000 años. Reemplazando poblaciones asociadas a la cultura magdaleniense.

El equipo de investigación describe un reemplazo genético a gran escala. Que puede haber sido causado, en parte, por los cambios climáticos que obligaron a las personas a migrar. «En ese momento, el clima se calentó rápida y considerablemente. Y los bosques se extendieron por todo el continente europeo. Esto puede haber llevado a la gente del sur a expandir su hábitat. Los habitantes anteriores pueden haber emigrado al norte a medida que su hábitat, la estepa ‘mamut’, disminuía», recalca Johannes Krause, autor principal del estudio.

Además, los hallazgos muestran que no hubo intercambio genético entre las poblaciones contemporáneas de cazadores-recolectores en Europa occidental y oriental durante más de 6.000 años. Las interacciones entre personas de Europa central y oriental solo se pueden volver a detectar desde hace 8.000 años. «En ese momento, los cazadores-recolectores con distintas ascendencias y apariencias comenzaron a mezclarse entre sí. Eran diferentes en muchos aspectos, incluido el color de la piel y los ojos», subraya He Yu.

Durante este tiempo, la agricultura y el sedentarismo se extendieron desde Anatolia a Europa. «Es posible que la migración de los primeros agricultores a Europa provocara la retirada de las poblaciones de cazadores-recolectores hacia el extremo norte de Europa. Al mismo tiempo, estos dos grupos comenzaron a mezclarse entre sí y continuaron haciéndolo durante unos 3000 años», comenta Krause.

Fuente: Agencia Servimedia 

CAB/AR