• El año pasado se matricularon en España 4.746 turismos eléctricos.
  • La falta de postes de carga en la calle supone un importante hándicap.
  • «He pasado de pagar 10 euros diarios de gasoil a pagar 1,5 euros en electricidad», asegura el propietario de un coche Tesla.

Ayer el periódico 20 minutos informaba de una buena noticia para el medioambiente en España: el coche eléctrico, bien en su versión pura (BEV, Battery Electric Vehicle), bien en la híbrida enchufable (PHEV, Plug-in Hybrid Electric Vehicle) está ganando adictos en la sociedad.

El valenciano Aland Bru con su Tesla Model S. Foto: 20 minutos.

El valenciano Aland Bru con su Tesla Model S. Foto: 20 minutos.

Según el estudio Ulises, en la última oleada de abril, casi seis de cada diez españoles (58,8%) creen que dentro de 30 años la mayoría de los coches serán eléctricos o utilizarán energías renovables.

Opinión que ha aumentado 7,6 puntos porcentales sobre el anterior estudio de octubre de 2016. Los hombres vislumbran con más fuerza el coche limpio (61,9% de los encuestado), frente a las mujeres (55,8%); aunque en estas últimas el porcentaje de las creyentes ha aumentado 10 puntos desde octubre.

Una tendencia social detectada en otros estudios, como en Movilidad de la empresa de Renting Alphabet, según el cual el 64% de los españoles considera el coche eléctrico como la solución ideal para las ciudades, 72% los madrileños y 62% los barceloneses.

Sin embargo, existe una gran distancia entre lo que los españoles piensan y lo que hacen. El coche eléctrico no pasa de una anécdota en las estadísticas de la DGT.

El pasado año se compraron 4.746 turismos eléctricos (puro o enchufable), lo que supone un escueto 0,41% del total del mercado. Cierto que las matriculaciones aumentaron un 51%, pero todavía está lejos de otros países, especialmente de los nórdicos, donde el coche eléctrico supone el 24% en Noruega, el 2,8% en Suecia, el 2,3% en Islandia y el 1,8% en Holanda.

Testimonios de conductores de vehículos eléctricos.

Juan Carlos Rodríguez, taxista de Madrid, sustituyó un Skoda diésel por un Nissan Leaf eléctrico hace dos años, movido por la necesidad de ahorrar combustible y reducir los costes de mantenimiento. «Estoy encantado», dice y comenta que lo que empezó como una motivación económica ha dado paso a un espíritu «ecologista». Ahora bien, no todo ha sido un camino de rosas en este cambio.

A diferencia de lo que la gente piensa, no es preciso contar con garaje propio para instalar el cargador. Rodríguez, que vive en un piso, alquiló una plaza de párking y mandó instalar un poste de recarga. «Tardaron un día en instalármelo, pero la compañía eléctrica empleó 2 meses en dar la luz. Dos meses que tuve parado el eléctrico», comenta. «A pesar de lo que se dice, no hay una voluntad política por el coche eléctrico», señala.

Y pone como ejemplo la escasez de puntos de recarga en las ciudades. Él se conoce donde están y reconoce que la decisión de Nissan de instalarlos en sus concesionarios, donde pueden recargar gratis, ha sido muy útil.

Pero considera que en Madrid, como hay en Barcelona, deberían instalarse postes en las paradas de los taxis o lugares como el aeropuerto.

Eso haría que otros de los grandes hándicaps del coche eléctrico, la autonomía de funcionamiento, se disipase. «Muchos compañeros están esperando a ver qué tal nos va para decidirse a cambiar el diésel por el eléctrico».

El valenciano Aland Bru es miembro del Club Tesla España y hace un año se pasó a los coches con motor eléctico comprándose un Tesla Model S.

«He pasado de pagar unos 10 euros diarios de gasoil a alrededor de 1,5 euros en electricidad», asegura Bru, quien recarga su coche eléctrico a través de un enchufe ordinario en su garaje durante la noche.

Además del silencio del motor, la comodidad y la potencia, Bru destaca su energía limpia. «Todos debemos aportar nuestro granito de arena por un mundo más limpio».

Cambio de la percepción social del coche: de objeto símbolo de estatus a herramienta de movilidad.

Los expertos no dudan de que el vehículo movido por energías renovables tiene recorrido al alza en España y en el resto del mundo. No obstante, este cambio de tendencia social no viene solo, está acompañado por una mutación del concepto social que se tiene del coche.

Cada vez más, deja de ser un símbolo de estatus o libertad, para ser visto como una mera herramienta de movilidad. Muchos jóvenes ya no aspiran a tener coche, sino a tener carnet y poder utilizar un vehículo en algún momento, sin necesidad de tener uno en propiedad.

Así pues, ya no importa tanto qué coche se tiene, sino qué coche precisas para cada desplazamiento.

 

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