Volviendo al fondo de Kant, con su buena noticia de la filosofía de todos los tiempos, esa de la actitud bondadosa universal, sin exclusiones, de poner a cada persona en lo más alto; ampliamos la respiración y los horizontes.

Cuando se inicia una acción meritoria, lo celebramos; si continua lo consideramos normal y si es duradera su proyección será lógica. Somos así, pero la congratulación debería aumentar por la permanencia.

Con el retiro de Rafael Matesanz, verdadera alma de la Oranización Nacional de Transplantes, viene rodado el agradecimiento y el resalte, por la iniciación, mantenimiento y progreso ilusionante de dicha labor.

El sinnúmero de gestiones, tropiezos, zancadillas o dificultades aún no superadas, no empaña, sino que realza la ingente iniciativa de Rafael, la trama progresiva de colaboradores y la generosidad de los donantes.

Sirva este brindis entusiasta para el reconocimiento de esa serie de labores conectadas y como estímulo para su proyección fascinante.

El IMPERATIVO CATEGÓRICO deshace muros y fronteras desde la hondura de los sentimientos.