Quizás, el mejor regalo para un niño no sean muchos juguetes… interesante artículo para la sección de «Crianza Consciente» escrito por la Psicóloga y colaboradora de Cuentamealgobueno Lucía Lorenzo.
El exceso de juguetes no es un buen regalo para el desarrollo del niño
Nos acercamos a unas fechas en las que la pregunta que más veces tendrán que responder los niños es «¿qué le pides a los Reyes Magos?».
Y mientras, los padres hacemos malabares con el presupuesto para poder regalar todo lo que nos piden, más lo que pensamos que puede gustarles. En las últimas décadas se ha pasado de hacer regalos en fechas señaladas (cumpleaños, día de Reyes…) a regalar en cualquier ocasión e incluso a usar los regalos como moneda de cambio para conseguir conductas deseadas en los niños.
Pero… ¿acaso nos preguntamos si es bueno dar tanto? Todos hemos oído decir o hemos dicho “no podemos comprarlo, es muy caro”, “hoy no tenemos dinero”, “cuando te portes bien te lo compro” … ¿Esto son motivos para comprar o dejar de hacerlo? En mi opinión, deberíamos ir más allá. Deberíamos de analizar qué valores damos al regalar tanto, qué implicaciones en el desarrollo de nuestros hijos tiene, en definitiva, qué consecuencias provoca este exceso material en el desarrollo cognitivo y emocional del niño/a.
El bombardeo televisivo, los catálogos y las visitas a las tiendas de juguetes disparan el deseo de tener todo aquello que se ve, pero ¿cómo podemos gestionar los papás este exceso?
El exceso no es sólo material…
Cuando pensamos en las repercusiones que tiene la cantidad ingente de regalos que reciben los más pequeños de la casa simplificamos pensando en cosas como “no me cabrán en casa”, “tanto juguete no es bueno porque no aprende a valorar”… pero, además de estas realidades está el impacto que a nivel cognitivo y social provoca esta exageración, esta superabundancia, este abuso…:
- El exceso de regalos provoca sobreestimulación, lo que en los niños se traduce como bloqueos y dificultad para la toma de decisiones. Cuando un niño recibe muchos juguetes a la vez dificulta que le preste atención a todos, ya que demasiados estímulos novedosos llevan a la desconexión atencional lo que trae consigo dificultad para prestar atención y para concentrarse.
“Le regalamos todo lo que quería y no le hizo caso a nada, terminó jugando con su coche viejo»
- Cuando un niño/a se acostumbra a recibir constantemente regalos o en mucha cantidad se va haciendo cada vez más difícil sorprenderlo, va perdiendo poco a poco la capacidad de asombro, necesaria para el aprendizaje. Cuando los niños se acostumbran a tener de todo cuando quieren, comienzan a no disfrutar de la novedad cuando reciben un regalo pasando éstos de ser algo excepcional a ser una obligación el recibirlos. Por ello hemos de tener cautela a la hora de hacer regalos a los niños. Más no es mejor. Cuando los niños se acostumbran a tener todo lo que quieren, van perdiendo el disfrute que provoca la novedad y sienten que recibir un regalo no es algo excepcional sino una obligación.
“Tiene cientos de juguetes, no juega con nada y siempre dice que se aburre…”
- El creerse con derecho a todo genera en el niño/a una baja capacidad para tolerar la frustración. Los niños sobrerregalados no valoran el esfuerzo que requiere poder comprar un juguete. El niño no valora y cuando no recibe se frustra, pues se cree en el derecho de obtener lo que quiere siempre que quiere.
“¡Con el esfuerzo que hice para comprarte eso y tú lo tiras al suelo!”
- La mayor cantidad de juguetes y las características de éstos se relaciona con una menor capacidad de imaginación. Ciertamente, los juguetes y juegos estructurados ayudan a desarrollar algunas capacidades cognitivas y motoras. Pero éstas, y muchas otras, como la imaginación y la coordinación motriz pueden lograrse sin ellos. Los niños que tienen a su alcance materiales menos estructurados comopiedras, palos, tierra, arena… desarrollan mucho más su capacidad creativa, ya que deben usar estos elementos para crear y desarrollar juegos no predefinidos. Y es que hay juguetes tan sofisticados que lo hacen todo, dejando muy poco espacio para que la imaginación del niño haga algo, es decir que el juego simbólico apenas tiene lugar.
- Al hiperregalar damos un modelo consumista a los niños. Muchas veces oímos decir “total me costó dos euros”. Hemos de tener en cuenta que no importa únicamente el valor monetario del regalo en sí, sino las consecuencias que tiene darles todo lo que quieren. Los niños hiperregalados comienzan también a etiquetar a la persona por el precio del regalo que les hace, dejando de lado el valor emocional del mismo.
“No lo puedo llevar al supermercado porque siempre le tengo que comprar algo para que me deje hace la compra”
“Mi tía Luisa es la mejor, me regala siempre super regalos, me regaló la Nintendo”
Criterios para elegir juguetes
- La cantidad. Menos es más. Hemos de primar la calidad a la cantidad a la hora de elegir el regalo que vamos a hacer a los pequeños.
- La edad del niño. Se debe tener en cuenta la edad del niño. No puede ser muy difícil, pues lo frustraría; ni muy fácil, pues no despertaría su atención. Debería generarle retos para favorecer a su crecimiento y su desarrollo.
- Las características del juguete. Lo más recomendable serían juguetes realizados en materiales naturales porque son menos estructurados y favorecen el juego simbólico; juguetes que fomenten la imaginación y el juego colaborativo, el respeto de normas y turnos. Sería adecuado preguntarnos a la hora de elegirlo ¿Qué queremos conseguir con el uso de ese juguete en concreto, qué valor educativo nos ofrece su uso?
Guía de los 4 regalos
La «guía de los 4 regalos» puede ayudarnos en la selección:
- Algo que pueda usar (material escolar, accesorios…)
- Un libro.
- Algo que desee mucho.
- Algo que realmente necesite.
El mejor regalo…
Y RECORDAR: el mejor regalo somos nosotros, el regalo ideal es nuestro tiempo para jugar y compartir con ellos, algo que no cuesta nada, pero supone más esfuerzo… un paseo, una excursión, una historia o aventura en familia, o hacer manualidades.
El mejor regalo es que sientan nuestra presencia, nuestra presencia consciente, sin televisiones de fondo, ni móviles, ni conversaciones adultas. Nuestros hijos/as deben saber que son lo primero para nosotros, que disfrutamos de compartir nuestro tiempo, nuestro mayor regalo.
LA FORMA DE REGALAR TAMBIÉN GENERA APRENDIZAJE
Y, aunque lo hayamos olvidado, también se puede jugar sin juguetes.