El centro de día AIDIS nos abre sus puertas y nos regla un maravilloso testimonio

«Mi hijo ha pasado de un centro psiquiátrico a un centro de sociabilidad»

“Dios está en todas partes y en las personas más”

El cariño, la paciencia y el respeto, dan sus frutos y mejoran el sufrimiento de esta persona

Hace unos meses tuvimos la oportunidad de visitar el centro de día AIDIS, de Málaga y comprobar in situ el precioso trabajo que están haciendo con personas con discapacidad cognitiva.

Allí nos encontramos con una grata sorpresa: a una madre realmente contenta que quiso compartir su felicidad por haber encontrado por fin, después de años de búsqueda y mucho sufrimiento, un lugar en el que atienden a su hijo José, diagnosticado con autismo como realmente se merece: como un ser humano, con cariño, respeto, integridad y mucho amor.

Recogimos en un vídeo el testimonio de esta madre, Mercedes Gómez, y de la hermana de José, Ángela, que decidieron compartirlo con los lectores de Cuentamealgobueno y hoy, en la semana en la que se conmemora precisamente el día de la discapacidad (el próximo domingo, 3 de diciembre) lo damos a conocer a nuestros lectores.

La directora del centro, Ana Belén Torres, nos transmitió también la diferencia que están marcando en cuanto a trato y atención, con respecto a las personas que acuden a este centro y pudimos ser testigos del enorme cariño que José tiene tanto con ella como con sus cuidadores.

Él es José y está diagnosticado con rasgos autísticos

Ellas son su madre y su hermana

De izquierda a derecha: Mercedes, José y Ángela, una familia de nuevo feliz tras los cuidados y atención recibidos en el centro de día AIDIS

De izquierda a derecha: Mercedes, José y Ángela, una familia de nuevo feliz tras los cuidados y atención recibidos en el centro de día AIDIS

Y ella la directora del centro AIDIS, donde por fin José ha encontrado un 2º hogar…

El emotivo abrazo entre José y la Directora del centro AIDIS

El emotivo abrazo entre José y la Directora del centro AIDIS

 

Cuentamealgobueno (David Rojas Osuna): Buenos días Ana Belén, ¡Cuéntanos algo bueno!

Ana Belén Torres: «Buenos días, soy Ana Belén Torres y soy la Directora del Centro de Día AIDIS, situado en Carrera de Capuchinos 3, Málaga, que es donde nos encontramos en este momento y bueno, me parece interesante que vinieran Mercedes y Mariángeles, pues que son familiares de José Manuel, un usuario muy querido aquí, que lleva tiempo con nosotros y que ha tenido una evolución muy buena.

La misma familia de José Manuel no para de agradecernos y quería compartir su alegría y la evolución que ha tenido en el día a día con su hijo para trasladarlo quizás a otras familias y que puedan, en algún momento esto, lo que es tener el apoyo de la familia y también utilizar un recurso para socializarse y encontrarse también bien fuera del ámbito familiar.

Ellas ya os van a contar la experiencia y nada, pues contentísima de poder seguir ayudando y de compartir con él los momentos que compartimos aquí con los compañeros, monitores y los familiares de estos chicos».

Cuentamealgobueno: Mercedes, ¡Cuéntanos algo bueno!

Mercedes Gómez: «Pues yo estoy encantada desde que llegué aquí, mi hijo vino muy aislado, muy introvertido, con la autoestima muy baja.

Él venía de centros que no le acababan de entender por una problemática que tuvo una enfermedad y se trastornó más.

Cuando llegó aquí estaba incomunicado con el mundo, muy decaído, muy introvertido, no comunicaba, no compartía, estaba muy aislado del mundo exterior. Tenía la autoestima muy baja, no se sociabilizaba, estaba que no quería salir al mundo exterior, estaba aislado en casa.

Y aquí la autoestima le ha ido subiendo, se ha ido adaptando con los usuarios y los monitores son unas personas encantadoras…» —Mercedes se emociona y hacemos una pausa—.

Había tenido tan malas experiencias que él tenía miedo otra vez a meterse en la sociedad y a base de mucho esfuerzo con los monitores y con su directora, el niño ha ido mejorando, se ha ido abriendo a sus compañeros y abriendo a los monitores, la verdad sea dicha, no ha sido cosa de un día ni de dos, han sido dos años y pico de mucha lucha.

Y estoy encantada de este centro y de que otros padres quieran lo mejor para sus hijos y que luchen todo lo que puedan por el bienestar de sus hijos como lo he hecho yo. No por tirarme flores, sino por los hijos, porque si ellos están bien, también la familia estará bien».

Infancia de José…

Mercedes nos explicó que cuando José Manuel nació tragó líquido amniótico, tuvo sufrimiento fetal, entonces el niño tuvo rasgos autísticos diagnosticados por el Dr. Barrionuevo. Luego tuvo un proceso muy largo de logopedia, psicomotricidad.

Mercedes Gómez: «así ha estado durante doce años y pico y ha estado luchando, tanto el padre como yo, su hermana, todos luchando porque tenga una vida lo más normal posible y lo más social posible, para que la sociedad le acepte también.

Pero bueno eso es más difícil todavía, porque la sociedad no acepta muchas veces las cosas que no son normales, cuando en realidad todos somos normales, no hay nada en general normal, todos tenemos nuestros defectos y nuestras virtudes y yo creo que a ellos los tienen que aceptar tal y como son, porque con sus cualidades también tienen cosas buenas».

Ana Belén Torres: «Aportan mucho»

Mercedes Gómez: «Aportan mucho a la humanidad, porque si se dan cuenta, estas personas son una mente limpia y dan tanto tanto cariño que quizás no lo pueda dar otra persona que va con otros intereses, o que tenga más capacidad.

Porque ellos no te piden nada y te dan todo su cariño sin ningún interés.

Antes de llegar a AIDIS, la familia de José tampoco lo pasó bien…

Cuentamealgobueno: ¿Y ese proceso de aceptación te costó tiempo, verdad Mercedes?

Mercedes Gómez: «Me costó mucho, tuve bastantes crisis de ansiedad, tuve depresiones, me costó aceptar su discapacidad mental, porque a mí me dijeron que iba a ser un vegetal, hemos luchado mucho como he comentado antes…

Pero bueno, no me arrepiento y digo a todas las familias que luchen por sus hijos, porque si ellos están bien, ellos, van a estar mejor. Si luchan por sus hijos verán que también mejora la familia en general y alrededor también, para todos yo creo.

Gracias al centro AIDIS estamos, vamos, que no nos lo creemos. Mi hijo ha dado un paso bastante bueno, está dentro de su discapacidad, porque su discapacidad no la va a perder nunca, porque tiene un 91%, se quiere a sí mismo (no se quería), se relaciona (no se relacionaba) e intenta entender en su mundo, antes se bloqueaba y ahora intenta entender lo que no entendía, se para a pensar más.

Sintieron el rechazo de sus vecinos y de la Iglesia…

Mi hijo estuvo muchos años en logopedia y mi hijo era chillar, gritar, incluso a mí me ha denunciado la comunidad por tener un hijo con problemas, es muy duro eh.

Se aguanta todo, pero un niño con estas características, se quejan y yo tengo en el tablón de anuncios me pusieron: «iros de aquí, estamos hartos»…»

Ángela: «…y con insultos incluso, y que éramos unos sinvergüenzas…

Mercedes Gómez: «Cuando ese problema —prosigue Mercedes—, no está en nuestra mano, es muy duro, muy penoso encima que la sociedad, tu comunidad te diga eso».

Y cuando vas andando a la iglesia y me dicen «la iglesia es para venir a escuchar, no para venir a hablar». Yo no puedo callar a mi hijo cuando está aquí, «¿y por qué mamá?, ¿y qué hablan y qué dicen? Tú te sientes mal, porque tu quieres meter a tu hio en la sociedad, que se normalice, que viva una vida normal y la sociedad no te lo permite muchas veces, eso es muy duro.

Pero bueno, tienes que asimilar que la vida es así, que hay gente que es muy humana y otra que no.

Yo respeto a todo el mundo, porque mi hijo tomó la comunión pero me pusieron pegas, porque «no sabía lo que iba a tomar». Yo me sentí muy mal y dije: «si mi hija la toma, él también».

Él necesita también saber que hay que creer en algo para sentirse bien y entonces él quería su fiesta, igual que su hermana, ¿por qué yo le iba a privar de una fiesta como su hermana? Pues mi hijo tomó la comunión, porque yo lo decidí, pero no porque el sacerdote me lo permitiera.

Mi hijo fue a misa y me lo echaron de la iglesia, porque hablaba en alto, porque él quería entender lo que hablaba el sacerdote y entonces me dijo el sacerdote: «a hablar se va a la calle, aquí se viene a escuchar» y entonces yo cogí a mi hijo y me fui.

Y yo soy creyente y ayudo al discapacitado, a la gente que lo necesita, ayudo a todos. Todas las beneficencias que se puede hacer las hago y me meto en todo, pero ya a la iglesia no voy, porque yo pienso que Dios está en todas partes y en las personas más».

José estuvo en un centro psiquiátrico, pero no tuvo buenas experiencias

Mercedes Gómez: «Todo eso que no me lo habían entendido en el psiquiátrico, porque decían que era una mala conducta, yo no quería, eso, yo quería meterle en un centro y que se fuera, poquito a poco y que viera normal que eso era una enfermedad, que era una cosa más de la vida y que se normalizara lo más posible».

Ana Belén Torres: «hablamos mucho y tratamos que las emociones las controle y que vea la realidad, porque fuera también estamos acostumbrados a encontrarnos con personas diferentes, con diferente carácter, con diferentes situaciones y comportamientos».

Malas experiencias en otros centros

Mercedes Gómez: «Nosotros veníamos de más centros, no voy a decir nombres porque no está bien, pero le hicieron unos informes muy nefastos. Su trastorno, al no comunicarse, no era agresión hacia nadie, sino hacia sí mismo: rompía a lo mejor un armario, rompía una puerta.

Entonces, ¿qué pasaba en otros centros? En vez de entender el problema que él tenía, entonces, le reducían. Entonces, él, al reducirle, como es muy grande y muy fuerte, pues respondía y no miraba y le llegaron a partir un labio. Tenían que hacer eso, es su trabajo y yo lo entiendo, pero ellos a lo mejor no miraban la situación real del niño, sino el momento en el que no rompiera nada o no se hiciera daño a sí mismo».

Ángela: «En el momento en que José estaba tan cerrado y tan agresivo, a mí me pilló en la etapa de exámenes, de estudiosa mí también me afectaba bastante, pero bueno, yo lo que estoy muy contenta ahora es del progreso tan avanzado que ha tenido».

Por fin encuentra un centro donde se puede socializar

El niño venía de un psiquiátrico y quería socializarse, porque estaba muy aislado en casa. No quería nada más que estar metido en el baño, por su problema del colon, tenía miedo a salir al exterior… yo eso no lo quería para mi hijo.

Entonces, como de pequeño le eduqué, como a mi hija, que tenía que hacer una vida social, aunque no fuera a una academia, pero sí a un centro, para que él tuviera una vida lo más plena, lo más normal posible, dentro de su discapacidad, quería que mi hijo siguiera, no que se aislara para sí mismo, porque iba a dejar ya de hablar. Volvía a hacerse sus necesidades en sus pañales y yo no quería eso para mi hijo.

Lleva un tratamiento muy fuerte, está con depresiones, toma pastillas para la depresión, está para la biporalidad, porque es un trastorno desde la adolescencia, le estamos inyectando cada 12-15 días, llevándole el Dr. Linares (Psiquiatra)

Quería que volviera a tener la vida que había tenido desde que le empecé a enseñar con 2 añitos. Pero todo el trabajo que tenía se me iba a ir por el problema del colon y por el sufrimiento que estaba teniendo. Entonces, todo eso que no me lo habían entendido en el psiquiátrico, porque decían que era una mala conducta, no lo quería, quería que pudiera entrar en centro y que se fuera socializando, motivando y que viera normal que era una enfermedad y era una cosa de la vida.

Y la verdad sea dicha: él ha pasado de un centro psiquiátrico a un centro de sociabilidad, cuando en el psiquiátrico tuvo muchos trastornos de conducta, sufrió mucho y aquí se ha estabilizado, no ha vuelto a tener ningún período de crisis y estamos muy contentos con el centro.

Doy gracias a la Directora, que se compagina muy bien con la familia».

Un trabajo a largo plazo, que requiere paciencia y cariño

Ana Belén Torres: «Bueno, el trabajo no es sólo nuestro, que yo siempre le digo que es importante que el trabajo del centro en el que esté el chico, éste o cualquier otro, tiene que ir de la mano con el trabajo familiar, puesto que esto no es tanto del tiempo.

Entonces tiene que ser un trabajo y una comunicación muy afectiva para que el resultado sea tan bueno como el que hemos tenido este caso.

No vale sólo un tratamiento farmacológico, tiene que haber un tratamiento de terapia cognitiva, de muchos talleres que ellos necesitan, de unas pautas y de unas rutinas que tiene que ser diario, porque si no, ellos no lo captan.

Ellos no tienen capacidad como cualquier persona que lo llevas a un curso, lo llevas a la práctica y te da resultados. Ellos necesitan un seguimiento rutinario, para que al final pueda beneficiarle.

Se quieren las cosas demasiado rápido y hay que tener paciencia, porque nosotros necesitamos que el chico pase un tiempo de acción, para que nosotros podamos conocer sus miedos, sus cosas más limitantes, poderle trabajar ahí y que lo saque, porque nosotros le apoyamos, pero el trabajo lo tiene que realizar él.

Entonces el tiempo no lo da el profesional, lo da el propio usuario, el tiempo que necesita. Hay muchos factores y no importa la discapacidad que tenga, ni la enfermedad mental que tenga. Importa el encontrar el momento en el que ellos tienen buena actitud para percibir lo que tú le quieres transmitir».

Mercedes Gómez: «Eso lo encuentran cuando ellos se sienten bien consigo mismo. Si ellos no se sienten bien, y están mal, no te van a hacer partícipes a ti. Si tú actúas con él positivamente, él te va a dar lo que está recibiendo…»

Ana Belén Torres: «… una respuesta, porque quizás ha tenido experiencias muy fuertes en su vida que le hacen que les cueste mucho abrirse. Pero una vez que ya han notado que tú, da igual como esté, que todos los días le das los buenos días, que todos los días le das los buenos días, que todos los días le muestras una muestra de cariño… al final llegas a compaginar con él y se abre a ti.

Entonces todo lo que tú le ofreces, aunque le cueste más que a una persona que no tenga un nivel cognitivo tan alto, pero al final lo percibe igual que otra y se hace beneficiario de eso».

Vemos la paja en el ojo ajeno pero no la viga en el nuestro…

Si hay algún problema o crisis con otro usuario, mi hijo José se pone muy nervioso y rápidamente intento comunicarme con ella o con los monitores. Él ve lo de sus compañeros, pero no ve su problema, que es lo que normalmente pasa en la sociedad: vemos el problema del otro y no el nuestro.

Trabajando la diversidad para afrontar el mundo exterior

Ana Belén Torres: «En AIDIS cada uno se aporta algo, hablamos mucho y tratamos que las emociones la controlen y que vean la realidad, porque fuera también estamos acostumbrados a ver personas diferentes, con diferente carácter, con diferentes situaciones y comportamientos.

Entonces es bueno que ellos, aquí, como hay mucha diferencia de discapacidad cognitiva, de edad y de todo, pues nos aporta mucho eso, que cada uno tenga sus momentos y que al final, hacemos muchos trabajo en conjunto y ellos mismos, sin saberlo, se aportan y viven, digamos, en un mundo muy parecido al exterior.

Cuando salen afuera tienen más capacidad de controlar, vivir y hacer una vida normal, porque ya aquí estamos trabajando que respete al otro compañero, el que nadie es igual, el que tú tienes que hacer el máximo y dar lo mejor de ti y no tienes que ver lo que hace otro y valoramos el esfuerzo en cada avance que tiene.

No encuentran tanta desigualdad como cuando están en un centro tan específico, que son todos tan iguales que cuando van fuera, pues se encuentran otra vez desubicados, porque vale, yo allí estoy bien, en mi casa estoy bien, porque me encuentro en mi zona de confort, que es: la misma gente, con las mismas actuaciones… y en casa igual.

Aquí tenemos unas circunstancias y un día a día de trabajo que, al final, les favorece, porque es muy similar a lo que hay fuera».

José lleva ahora una vida más feliz y normalizada

Ángela: «Ahora, cuando mi hermano llega a casa me cuenta todo lo que hace y como hace un tipo de excursión una vez al mes, viene supermotivado, me cuenta todas las actividades. Como se relaciona más, me cuenta todo».

Mercedes Gómez: «Llegó bastante mal ahora él está bastante bien…» —Mercedes se emociona de nuevo y dejamos aquí la conversación—.

 

Agradecimientos…

Este bonito reportaje ha sido posible gracias a la colaboración de:

  • Ana Belén Torres, quien nos ha abierto las puertas de su centro y permitido ser testigo del encuentro entre esta madre, su hijo y su hermana.
  • Mercedes y Ángela, que han decidido compartir con los lectores de Cuentamealgobueno su testimonio positivo.
  • Diana Calvo, fotógrafa y docente de audiovisuales, quien además de montar el vídeo, ha hecho una grandísima labor preparando un nuevo formato de vídeos para Cuentamealgobueno. Si necesitas a alguien que edite vídeo, ella es la persona más adecuada.
  • Virginia Rodríguez, por su compañía y presencia durante el rodaje.

Esta buena noticia ha ha sido amadrinada por:

Rosa Mary de Torres de Las Palmas – http://www.somosuno.es.

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