El nadador extremo Carlos Peña volvió a repetir récord mundial nadando 24 horas a espalda, sin interrupción en el río Urumea  de San Sebastián, con un tiempo de 24 horas, 7 minutos y 58 segundos y una distancia de 51 kilómetros.

Carlos llevó a cabo esta peripecia prácticamente sin visión y con unas gafas especialmente diseñadas para la ocasión por un óptico que simulan la Retinosis Pigmentaria en fase avanzada (Ópticas Argizti de Tolosa, País Vasco).

 

carlos peña, nadador

 

Son unas gafas de sol de por sí ya muy oscuras que por dentro llevaban un vinilo (negro) y a este se le realizaron 2 agujeros de 2 mm., en cada lente. Las gafas simulan la Retinosis pigmentaria en su fase más extrema y con visión tubular o cañón de escopeta.

Esta gafas le proporcionaron la simulación de la pérdida de campo visual con su consecuente visión en túnel y la
ceguera nocturna debido a las lentes solares. En definitiva, la visión de un paciente con Retinosis Pigmentaria.

Consiguió, de esta manera dar visibilidad a la asociación sin ánimo de lucro ‘DameTVisión’ y concienciar a la ciudadanía sobre la retinosis pigmentaria, unas de las 7.000 enfermedades raras que existen en el mundo y que afecta a la visión de las personas. En la mayoría de los casos deja completamente ciego a quien la sufre.

 

carlos peña, nadaro extremo

 

El nadador declaró «No veía ni una luz, ni veía ni a los piragüistas que me acompañaban ni a nadie». Agregó que «no estaba en mi mente nadar completamente a ciegas».

El nadador quiso remarcar también la sensación que tuvo al quitarse las gafas que llevó puestas durante todo el reto y la impresión que le causó poder ver tras más de 24 horas a ciegas. «Cuando me quité las gafas, y me puse mis gafas personales de sol, pensaba que eran gafas normales de ver, la sensación fue muy extraña«, afirmó.