En mi pueblo le llamábamos el seco al “shekospeare” inglés que se hizo un lio con el ser o no ser; disyuntiva aún no resuelta.

Todo, porque no añadió el QUÉ. Ser o no ser… ¿Qué? La trascendencia radica en el qué, no cabe duda. Determina las cualidades del ser en sus actividades, empezando por el principio, ¿Las ejerce , o no?

Ocurre algo parecido con las BONDADES. Las preguntas son esenciales para la precisión de sus verdaderas características. ¿Qué? ¿Para qué? ¿Derivaciones? ¿Secuelas? El buenismo a secas queda renqueante.

La coherencia de las acciones buenas con las preguntas es imprescindible. Las respuestas delimitan el auténtico ALCANCE de las intenciones iniciales. Constituyen un ejercicio necesario de franqueza, poco practicado en la sociedad actual.

De los ocultamientos a los hechos, de las intenciones a los resultados, de las mismas acciones meritorias a sus consecuencias, suelen abrirse ESPACIOS, que por lo general son poco analizados y cada interesado escoge su ubicación.

Lo magnífico de este asunto es que las PREGUNTAS COHERENTES están a disposición de cualquier ciudadano, son fácilmente accesibles.