Los cambios ecológicos que siguieron a una intensa actividad volcánica hace más de 230 millones de años allanaron el camino para que los dinosaurios se convirtieran en la especie dominante en la Tierra. Así lo asegura un nuevo estudio.

El trabajo se ha publicado recientemente en la revista ‘Proceedings of the National Academy of Sciences’. En él, se revelan cuatro momentos distintos de actividad volcánica durante el Episodio Pluvial Carniano del Triásico Tardío. Cuya fuente más probable eran erupciones en la gran provincia ígnea de Wrangellia, que se extiende desde los actuales centro y sur de Alaska hasta el oeste de Canadá. Sus restos aún se conservan.

Entonces, aumentó la temperatura y la humedad del planeta, y se creó un gran impacto en el desarrollo de la vida animal y vegetal. Lo que coincidió con el establecimiento de las coníferas modernas.

Impacto de la actividad volcánica

Los investigadores analizaron registros de sedimentos y plantas fósiles de un lago en la cuenca de Jiyuan (norte de China). Y detectaron cambios ambientales significativos hace entre 234 y 232 millones de años debido la actividad volcánica de la época.

Emplearon datación de uranio-plomo en zircón, quimioestratigrafía de alta resolución y datos palinológicos y sedimentológicos. El objetivo era correlacionar las condiciones terrestres en la región con la actividad volcánica síncrona a gran escala en América del Norte.

«En el espacio de dos millones de años, la vida animal y vegetal del mundo experimentó cambios importantes, incluidas extinciones selectivas en el ámbito marino y la diversificación de grupos de plantas y animales en tierra. Estos eventos coinciden con un notable intervalo de lluvia intensa conocido como el Episodio Pluvial Carniano”, comenta Jason Hilton, profesor de paleobotánica en la Facultad de Geografía, Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente en la Universidad de Birminghan (Reino Unido).

Hilton indica que cada uno de esos cuatro episodios volcánicos se asoció con “enormes liberaciones de dióxido de carbono a la atmósfera”. Lo que “provocó un aumento de la temperatura y la humedad globales”.

Los investigadores encontraron que cada fase de la erupción volcánica coincidió con una gran perturbación del ciclo global del carbono, cambios climáticos importantes a condiciones más húmedas, así como la profundización del lago analizado con una disminución correspondiente en el oxígeno y la vida animal.

Dominio de los dinosaurios: 150 millones de años

El aumento de las precipitaciones resultó en una expansión generalizada de cuencas de drenaje que convergen en lagos o pantanos, en lugar de ríos u océanos. Así lo indican los eventos geológicos de un marco de tiempo similar en Europa central, Groenlandia oriental, Marruecos, América del Norte y Argentina, entre otros lugares.

«Nuestros resultados muestran que las grandes erupciones volcánicas pueden ocurrir en pulsos múltiples y discretos. Lo que demuestra su poderosa capacidad para alterar el ciclo global del carbono, causar trastornos climáticos e hidrológicos e impulsar procesos evolutivos». Subraya Sarah Greene, profesora también la Facultad de Geografía y Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Birmingham.

Este periodo relativamente largo de actividad volcánica y cambio ambiental habría tenido consecuencias considerables para los animales en tierra. Según Emma Dunne, paleobióloga en la Universidad de Birmingham. Quien añade que, en este momento, los dinosaurios acababan de comenzar a diversificarse. Y es probable que, sin ese episodio de cambios ambientales, “nunca habrían alcanzado su dominio ecológico en los próximos 150 millones de años».

«Además de los dinosaurios, este notable periodo en la historia de la Tierra también fue importante para el surgimiento de grupos modernos de coníferas. Y tuvo un gran impacto en la evolución de los ecosistemas terrestres y la vida animal y vegetal, incluidos helechos, cocodrilos, tortugas, insectos y los primeros mamíferos», agrega Hilton.

Fuente: Agencia Servimedia

CAB/AR